Tan vulgar como inocente
Libro
de
Poesías
de
Enrique Sandri
“Soy un espía en la casa del amor
se el sueño que sueñas
se las palabras que anhelas oír
se tu mas profundos y secretos sueños”.
Jim Morrison
Detrás del mar junto a las estrellas olvidadas asoma la poesía de Enrique Sandri, “Tan vulgar como inocente” es un viaje en el cual el autor te lleva de la mano a lugares donde las palabras son cuchillos afilados al viento, rosas en las llagas, escarban con la prepotencia única del amor, capaz de desnudar los pasillos mas oscuros de su vida apuntándole al sol con su mejor sonrisa y bien digo, cada palabra es un martillo creando en cada golpe un cielo que está pero no vemos o no queremos ver, enfrenta sin pudor miserias de personajes históricos, diluye vorazmente el camino sin asustarse, abre sus ojos como agujas afiladas que incomodan, es mujer-hombre, pero tan humano su lenguaje de muertos y sonámbulos, que se despiertan a la misma hora y con el mismo reloj.........................
Jorge Figueroa
La casa
Las paredes de la casa me muerden
con sus dientes recién cepillados
o con su mal aliento
de cualquier manera me busca.
En una silla está grabado mi culo
y los codos se reflejan en el surco del mantel.
La casa no me quiere;
hace ruidos y no me deja dormir,
no tiene sombras, miente el tiempo,
cría telarañas y alberga a todo tipo de insectos,
es repugnante y de día silenciosa.
Cuando me despierto me deja solo.
Se apena cuando llueve
y no deja de llorar por semanas
para desquiciarme con su goteo.
La casa no me quiere;
todo es repetible,
un solo de domingo irónico
un perfecto ataúd prematuro;
yo soy todo en ella,
ella todo lo poco en mí.
La pieza
Tiene miedo, también
no faltan los muertos,
están todos en la mesita.
Huele a humedad
pereza de muchos
recuerdos y grietas.
Se pudrió la soga de
la persiana y tampoco
hice nada por ella.
Hoy no entro.
Que se cague,
si ni siquiera puedo dormir.
Tengo miedo,
la depresión me duele
y ella tampoco
hace nada por mi.
Hoy la escuche gritar todo el día,
por unos platos sucios que
me olvidé, bajo la cama.
Quizás de alguna manera
pensé en desprenderme
y caer humano,
sobre las cosas que perdí;
ella intentó,
yo le caí de visitas por su casa,
me quedé de ocupa
usurpando el tendedero
donde colgaba las hilachas,
todos tienen un lugar
para las cosas insignificantes.
Ella quiere algo que le mezquino
no lo encuentra ni
entre los chiches, los útiles y
las carpetas, los apunte de la facu
ni el test de embarazo.
El aprendiz
Cuantas cosas lleva uno encima.
Con una mano estoy ahorcando
a uno de mis hijos y
con la otra le pego a mi mujer;
al mas chico lo ignoro
vino para que mi vida
sea mas desagradable.
Trabajar mas, olvidarme
en una de las tantas esquinas
por la que jamás vuelva.
Disfrutar de que;
cuando te dicen algo que
parece que
tuviera sentido.
Hay cosas,
talvez se inundan
después se pierden.
También,
caminan sobre el filo
transitando lo incierto y nada.
O quizás todo, después,
mas adelante
cuando el principio sea algo olvidado
ya lejano al aullido de mamá.
Como una gran puteada
que escuchas a lo lejos,
pasa la vida y es difusa,
crees que te mandaron
a la concha de tu madre
y no sabes por que.
No hace falta saber,
quien quiere saber;
para terminar con una mano
ahorcando a uno de tus hijos
con la otra pegándole a tu mujer
y te enteras que al mas chico
le pasa lo mismo que a vos.
Paciencia
Algo chorrea lento entre las piernas;
la luz que le queda a la noche es naranja
como una tardecita estirada.
Tus labios están sucios
y la botella vacía debajo de la cama;
la Bic pulverizada sin cartucho,
mi corazón cargado de sangre seca,
las venas alargadas no riegan.
Por suerte es día de fiestas
y con las pocas ganas que me quedan
me sobra para tirarte por la ventana.
Pormenores de la vida conjugal
Ella está indispuesta y le duelen los ovarios
a mi eso no me pasa, pero algo me sangra;
estoy condicionado por el miedo a manchar las sábanas.
La entiendo pero insiste en
lamerme con el traje de puta nueva,
intuye mal.
Para mi es peor,
prefiero que se quede dormida como todas las noches;
justo hoy, me hubiera escapado por el vidrio que falta,
pero ella decidió ocupar su boca.
Por qué es tan difícil sentirse bien
hasta en los mejores momentos.
En cuanto termine le pego un tiro y me voy
total son solo sábanas viejas.
Ayer viernes, hoy
La TV parpadea
una mesa se amolda al imnsonio
trato de acomodar las cenizas en un vaso
y reconstruirme de algún modo.
Ella, su cara vieja, entran despacio
y un cuerpo que se desprende del tiempo;
se desnuda, se afirma al respaldo de una silla sana
abro como puedo la garganta
para apurar mi vino
me acerco y la encarno,
entre jadeos su boca luce todos los dientes
eso alivió a mi conciencia.
Ni siquiera me miró
se colgó los trapos y se fue.
Que vida previsible,
entre tanta boludes que
ayuda a la pizza barata de mis sábados.
Donde guardo mis miserias
Hoy voy a terminar con las cucarachas del baño
después con las de la cocina.
Las mataré una a una con mi hojota
y las voy a dejar para que las demás las vean.
Pero primero tendré que matar al gato,
él se come a las cucarachas muertas;
no tiene que haber ninguna viva
pero tienen que estar.
Por eso voy a matar al gato.
Y al perro, que lo pone nervioso.
No, a vos no mi amor,
a vos te voy a encerrar en la pieza.
Donde no voy a matar a ninguna cucaracha.
Los edificios extrañan mi mirada.
Busque protegerme,
pero de que, si aun tengo
prendida la TV.
En definitiva me da lo mismo
entre estas paredes,
dentaduras afiladas,
estas sierras que
me niegan el horizonte.
Se clonan necesidades en la conciencia.
Tuve una duda y se la puse a otro
en el bolsillo de la camisa;
para que sufra como se lo merece.
Aca pesan las dudas, es difícil
no existen puertas de subte;
de que manera se entierra el asco
si hay montañas y piedras
donde ponen a los muertos de miedo,
el acopio de soledad,
el temblor de la mañana,
el incesto y el default.
Yo nací sin oxigeno
ahogado en la ciudad.
Victima de un brote pscótico,
de un hombre seducido por el
aroma vaginal.
Ni siquiera cuando conciben
a sus hijos disfrutan.
Todo se resume en poco tiempo;
los relojes parecen incompletos,
reclaman 3 o 4 horas.
El miedo es quien condiciona la
figura de la vida, cada vez
mas debilucha.
Acá
Alguien se muere despacito
como tantos otros,
esto no es raro, simple intuición.
Acá la vida no tiene sentido
ni siquiera tengo miedo que me maten.
Se que me voy a despertar de repente
y voy a estar sentado al lado de esta gorda
que va dejar de roncar
me mirará con los ojos abarrotados de lagañas
y con su boca pastosa va a disparar una cruel sonrisa.
Yo no le voy a entender un carajo
pero me dirá buen día o algo parecido.
Acá hay tranquilidad y sobra el silencio
no tienen autopistas, no se las merecen
les alcanza con un burro, la TV
y una gorda en la cama.
Acá voy a morir tranquilo,
si, todos los días.
Ciertas visitas que perduran
Como una laucha ruidosa
marrón, inmunda
metida detrás de mi sofá;
era lo único que le faltaba a la casa.
Solo la idea de tener que compartir mis miserias
me rompía un poco las pelotas.
Al principio pensé en deshacerme de ella
auque me costara la escoba.
Quizás una reacción cobarde,
acostumbrado a estar solo,
todo lo poco que tengo es mío
y huele a cofre viejo.
Si hay algo que me sobra es paciencia;
después de todo
no cocina tan mal.
Es pelirroja y duerme boca abajo
como a mi me gusta,
si, su culo es frío,
pero mas lindo que un ramito de violetas.
Algunas muertes dignas
La noche descansa sobre su espalda
y ella sonríe en las veredas.
Mezcla de Peter Pan
y dama de alta alcurnia.
Hoy lleva sus tacos nuevos
esos que no resbalan.
No se si tiene alas,
pero que bien que le quedarían.
La miro desde la ventana
y me siento el propio Satanás entre todas mis mugres;
le disparo con mis ojos de pajero,
y no logro romper ni su encanto, ni su danza.
Se que un día va a volar
para apoyarse en mi ventana
y llevarme con ella.
Con sus mugres,
donde ella, es el infierno,
y yo, Peter Pan, dama de alta alcurnia
y todos lo putitos juntos.
Mutando
A veces me gustaría tener ovarios
para no ser tan chato y
contar al menos, con un inmenso par de tetas.
igual mutamos a través de los días
y nos transformamos en horribles viejos chiquititos.
Yo quiero morirme puta
como mi mamá y mi hermano,
puta indecisión,
puta insignificancia,
puta dignidad, perdida a través de los años.
Años
No hay nada mas patético que verte bailar
se te caen los años y no te das cuenta;
es necesario que insistas con esto,
si vos coges tan bien
en la cama no se te notan, todo es perfecto,
hasta la cesaria pasa desapercibida
lucís toda y sos el calor
cuando a la noche se le paspan los labios.
Vení, sentate y toma una ginebra,
querida.
Ella nació en un tiempo equivocado
yo desaproveche el mío
ahora me queda esta pensión,
las píldoras para que se me pare
y el alma que me come el oído mal.
No intento evitar el murmullo enfermo de sus ojos
cuando me hace el amor adelante de mi mujer;
ni las fantasías,
ni este corazón de mierda
que se acuerda de repetir.
-Está linda la pendeja,
pero nació treinta años equivocada.
No se imagina
Es tan blanca, pobre
no imagina que me masturbo
cuando pienso en ella;
que beso el espejo del botiquín
o me dejo acariciar por el agua tibia de la ducha.
No sabe que por ella manoseo mi cuerpo
como lo hacia a los trece años.
Me paso el día entero en el baño
como, duermo,
tengo una TV de catorce pulgadas.
Ella no sabe que detrás de la puerta
no hay nada mas que el silencio de una casa vieja.
Noches
Quien sabe por que
este sabor dulzón
le gusta tanto a la noche.
Te convido con algo
que por lo general no termino;
muere en agua
en la comisura infectada de la gota rocío
que lava las lagañas.
Trepo la montaña de
excremento que queda de mi,
me asomo entre la carne
para descubrir mas noche.
- Oiga, ñomo de la entrepierna
por que no me deja algo
de lo que eleva del vidrio.
Para escuchar esos grititos
prefiero pincharme un ojo
y justificar la angustia al menos.
La oscuridad llega a multiplicarse
tantas veces como lo cree necesario,
se lucen las guirnaldas qué sostienen tus senos
y ese taparrabos que heredaste de Adán prejuicioso.
Mejor vestite y fumame entero
seguro mañana renazco inmóvil.
Sonrisas
I
El tiempo sobrevive
con la muerte en la nuca.
Escupir la sangre que nos sobra
alivia al corazón inundado.
Abrir infinitas puertas
para masturbar la conciencia.
Total nos crucificaron un viernes santo
a la sombra del olivo desteñido por
el semen que engendra payasos.
Sonrisas
II
En un lugar extraviado
mi niñez recibe los golpes
y unas manos ásperas me condenan.
Los ojos miran para adentro
me encuentran hombre desprolijo,
masturbándome con una sonrisa que
traigo de algún lugar.
Sonrisas
III
Trae de hilos fotos veladas
de un blanco que cega.
La memoria come del plato
sobre su ombligo.
En el silencio dejo sus labios
y a un paso de todo
vale menos que el vuelto que da el cenicero.
La toman del hombro y aún sonríe.
Sonrisas
IV
Ese poquito. Me jode,
es un pabilo, pero me enferma.
A veces inteligente y otras tan boludo.
Me alcanza con sonreír y dos ginebras
una por la tarde
la otra,
mezclando el día.
Nosotros
Hoy los chicos se apuran
pero nosotros se lo inculcamos;
antes de terminar con el vaso,
ya quieren su perrita entre las piernas.
Pero nosotros construimos autopistas,
aeropuertos y cementerios privados.
Chicos no se apuren,
que para eso, ya nos estamos muriendo nosotros.
Navidad
El muérdago que traga a la puerta
anuncia a las visitas el funeral
pasen y dejen los hilitos de sus almas
a los pies del árbol que iluminan los limones.
La mesa esta servida y los cuerpos tibios aún
esperan cada dentellada y a la baba bautismal.
Un cielo país los miró con ojos desafiantes
los acarició con sombras de manos ausentes
y les prometió un lugar en la manada.
Hoy les manda una llorona disfrazada de Papa Noel
para que lo crean algo importante.
Viejo
Algunas cosas se desprenden
del llanto de una foto vieja.
Esos perros llevan mis ganas a la cucha
y a lo único que queda lo llaman paciencia.
El dolor al cortar el primer diente
se pasea por el cuerpo dejando
banderines incapaces de flamear,
de unir en un vacío
la nada absoluta y
el todo irremediable.
Mi niño me visita y se echa a llorar en su rincón
confunde sus dientes de leche con horas del reloj
y cree que la muerte viene a revolver la almohada.
La voz ronca de la noche
divulga un muerto.
Quizás el merito de morir
no haya sido la vida
sino la desvida de
vivir en bares sonámbulos.
Acumular borrachos encantadores
que se ríen y lloran por que si,
que pierden gloriosamente su tiempo.
Llenar la cama de putas
e invocar musas mas putas que se suelen
ir con otros.
Pagar así la suerte de ser poeta
el atrevimiento de hablar solo
creyendo conversar con Dios.
Todo queda tan lejos de lo que uno sueña
que al final morir no importa.
Tantas cosas pasan
que no logro ubicarme,
alguien podría venir
y decirme que todo es una mentira.
Quien se lo podría negar;
los papas se divorcian,
las chicas cogen a partir de los 13,
los demás se masturban todo el tiempo
y de tanto en tanto piensan
en algo de lo que después
seguro se arrepienten.
No se si pensar,
masturbarme o dejarme coger.
Tal vez tenga suerte
y me peguen un tiro
antes de que llegue mi papi
con el rescate.
Cuando pienso en lo solo que estoy
me da asco.
Miro mi casa y es el reflejo
de esta realidad;
las paredes están lavadas
con tanta indiferencia
que aun gotean
y no hay un solo lugar
que deje creer en la existencia
de alguien mas.
No lo digo para dar lástima,
lo acepto,
no me rompan las bolas.
No pueden entender
que alguien se quiera morir.
Y en lo posible solo.
El porta retrato
Hoy madrugue por suerte
mi pieza es una cárcel
fui al kiosco a comprar “La mañana de Córdoba”
por sesenta guitas inmundas que me duelen
la tapa la mostraba degollada
yo estuve ahí
ella laburaba en la pieza de arriba
la pensión es lo peor
la misma madera que pisaba
sostenía mi lamparita
la escuchaba gemir y el bombeo
a veces se pasaba la flaca
me hacia parar la pija.
Ayer dormía la siesta
cuando una gotita tibia en la frente me despertó
lo primero que hice fue mirar el porta retrato;
tarde en darme cuenta que caía sangre,
subí y entre a su cuarto.
Yo la encontré muerta
pero ni me calenté
pegué la vuelta y me fui.
También la muerte es chiquita
cuando uno tiene que ver un hijo
crecer a través de una foto.
El carrusel
El beso traidor sabia a leche y miel
así se echo a andar la rueda coja
los sueños emigraron
y los cuervos tapizaron su cielo.
La magia de Rasputín, las bragas de Márilyn
un chico manco entre los azulejos
sin poder hacer pie el tuerto mira por la cerradura
y ve que la sortija pasa lejos.
Un Valentino diabólico
hace desfilar a hombres desnudos
sin que se vean sus cruces
el que le saca el tridente se pega dos vueltas.
Ya no duele el hambre
los cachorros afilaron sus dientes
la civilización caníbal se toma del caballito
sube y baja.
La rueda no para
una torre y un alfil jaquean la dama
vomito, me río
y pido otra vuelta.
Gatos y maracas
carnaval de villas
murgas desinfladas
folleteria, panfletos
yo creo que en tanta inocencia
vi un hombre que merecía un poema
lloré y lloré las balas.
En la metástasis gris que
pudre el alma de esos cuerpos
enjuagados por el sudor de sus nalgas.
Cada acto es mas violento y se ahogan en
la baba de esta loba prostituida por el tiempo
cada uno la coge a su manera y se hace cargo
tengo miedo que me requisen y me encuentren
este verso enchapado en plomo.
Los edificios parecen besarse
donde mis ojos ya no son objetivos.
En algún lugar se desdibuja todo
y ni si quiera tengo el poder de mirarlo;
se llevan mi conciencia de la mano,
algunos sueños calaveras que
suelen abordarme
antes que me crea dormido.
Conformes
El tiempo me exige un cambio;
coger mas seguido quizás o
limpiar la cocina al menos
en realidad nada me interesa.
Me gusta pasar el día al pedo
encerrado en la pieza inmunda.
La panza me tapa el pito,
pero hay una chica
que viene a mamarme
y apenas eso me hace.
La oscuridad se viste con ropa chica,
la luna se sumerge en fa
y para renacer en sol
sobra con la caridad de tus labios perros.
Otra mueca obligada
Cantá,
le dijo al muerto;
él sonrió y espantó a las moscas.
Pero canta insistía;
él abrió sus ojos.
No te vas a cantar nada?
Me estas tapando el sol,
le dijo.
Con quien hablar
El montoncito de parientes
llego antes que la luna.
Todos trajeron su boca grande,
pero el niño no sale de allí
esta salvaje pero sano
no se infecta con su verbo.
De casualidad la muerte
le paso la pelota.
Amanece de nuevo
sobre la cabeza
otra vez naranjos;
le cuesta poco,
a mis días
desayunarse
y a mi que me duelen.
Estoy en orsay
y Dios no tiene mejor idea que
mandarme al arco.
Que me disculpe la viuda
por no ir al funeral del tiempo
recordar a veces me entristece
y mi estimulador flaquea a esta altura
ni siquiera me animo a ponerme contento
de haber llegado hasta acá.
Para desempardar un cuerpo
compró dos almas en un bazar,
de todos modos sabe que su descuido
no soporta tanto peso.
Mientras esas venas sigan supurando
desempañarán sus ojos torpes,
esos que no entienden nada.
Pierna de corazones
Puso luz y quiso tres
después jugo pobre
sin arriesgar demasiado.
Tenía que fragmentarse
para cumplir con todas,
cada una pedía lo suyo.
Nada es fácil con tres
si sobran las necesidades.
Tímido,
el mundo ambulante
se comunica con palabras erróneas.
Nadie aprendió a
repartir la necesidad;
nadie pidió este dolor de pobre.
Estamos todos al pedo
esperando que se decidan
a prestarnos dignidad
un ratito antes de nacer
justo en el último
pujo de la eutanasia.
Durmiendo en los brazos de la noche
el grillo inconsciente pedalea incansable,
trae a tiempo el remordimiento insomne
que cobija el nido de la almohada cómplice.
Diluye las coartadas que sedan el hambre
de la culpa voraz del equivoco
y deja al desnudo a la moral, tiritando,
frente al deseado cuerpo.
Suele ser tan largo el camino de noche
que asusta tanto
como la misma sensación
de sentir ese techo
estrellado tan cerca.
Carmelita descalza
Una chica de espolón
viaja al éxtasis planeando
en un tranvía de pies flacos.
Un tragamonedas de variette,
un bingo mudo que nadie canta,
una mesa de pocker que espera
al alma mansa si se anima.
Envuelta en plegarias se conforma
por no probar la miel espesa
que el zángano le trajo
de la celda de la Reina.
La dueña del Kamasutra
Ella flambea su pastel
ofreciendo tajadas;
por sus dedos chorrea el ron
y algún esperma destilado,
que guarda para sus niñas.
A las que lleva por las páginas de un libro
de rodillas por el margen;
transformando cebras con jumper
en expertas contorsionistas.
En el bar de Eva
La noche enreda con sus bragas negras,
a un fósforo encendido que agoniza
al borde de una mesa.
En la que un hombre despojado come,
Alimentando una lasciva existencia
con dos copas de ardor y una imaginación
capaz de desnudar
a la mas pura mujer.
La moral se diluye entre las patas de las sillas
alcanzando la puerta en busca de una bocanada.
De tanto en tanto el sol, lame entre las piernas a la luna.
El amanecer de Otelo
I
Un solcito manso,
descansaba entre tus piernas,
tras vencer al cíclope nocturno.
Los fragmentos de un hombre pleistoceno
plasmados en tus ramos de violetas
se confunden con tu sonrisa niña,
a esta hora de huesos blandos.
II
Atrás quedó el matador,
un cuchillo de Toledo,
y algo de arena de Ibiza.
A la sombra de la higuera,
la muerte paciente,
bebe el tinto de estas mismas copas
y brinda por nuestra mañana.
Cada noche de Magdalena
Como rezan los árboles en Julio
le entregó su cuerpo,
con su mirada de adolescente
escurrida entre las piernas.
Dejó que bebiera su vino
y el torrente de sueños
inundaba su boca misericordiosa.
De sus manos de brisa calma,
se escurrían los granos del tiempo,
montañas de sal por cada hora
y un paño para el sudor de algunos rostros.
El lecho de la emperatriz
Sus ojos agonizaban sobre un rostro sin visaje,
a medida que el filoso veneno
edulcoraba sus venas agrias.
De sus brazos tormentosos
caían las aguas tibias,
para fundirse en el Nilo,
acunando un sueño de papiro,
mientras Roma se desangra en ámbar
y la serpiente decora tu cama gris.
El corcel de un pobre emperador
En el bulevar quedo la bicicleta,
aquella rota que no lleva a ningún lado;
la dueña de los adoquines del tiempo,
la misma que mecieron los cordones.
Lavada por los charcos de ingratitud
de gomas finas y resecas,
con sus frenos incapaces de parar
los sueños de un agónico iluso.
El “Bucéfalo” de un emperador sin estrategias
derrotado en San Telmo, Boedo y Montserrat
se fue gastando de a poco
llevando los muertos al cielo.
Con manos infartadas
tomó los extremo del arco iris
y se abrazó con odio
hasta agotar el aire.
Era su último deseo
y le costo bien barato,
con el esperma debilitado
lavó cada polo sin dejar rastros.
Amar a esa mujer
no era solo un privilegio de Botero.
Mamá no recordaba
que me gustaban las cerezas
y las fiestas de cumpleaños.
De hecho yo recuerdo seis,
todas mientras vivía el tío;
se tendría que haber muerto mamá.
Tal vez no me merecía una fiesta de cumpleaños.
Y papá?
No ocupaba ni el podio de un portarretratos.
Como muchos
desperté a esta historia
entre dos piernas.
Pensé que a veces sopita fría y pan de sueños
pero al final sopita fría.
Suave, sin culpa
se criaba en la basura,
en la porcelana lustrada
que uno esconde
esta pasión por los oídos sordos
de ojos bien abiertos
para regalar gotitas
de este corazón astillado.
De palabras que no existen
se extiende un manto sobre algo no hecho,
que obliga a construir un sentido.
La palabra no está,
O tal vez no se ve entre tanto significado
“A todos muchísimas gracias por el simple hecho de leer estos poemas. Siempre que escribo lo hago pensando en el lector a quien respeto.” Enrique Sandri