lunes, 18 de febrero de 2008

Tan Vulgar Como Inocente (Libro Completo)




Tan vulgar como inocente

Libro
de
Poesías

de
Enrique Sandri

“Soy un espía en la casa del amor
se el sueño que sueñas
se las palabras que anhelas oír
se tu mas profundos y secretos sueños”.

Jim Morrison


Detrás del mar junto a las estrellas olvidadas asoma la poesía de Enrique Sandri, “Tan vulgar como inocente” es un viaje en el cual el autor te lleva de la mano a lugares donde las palabras son cuchillos afilados al viento, rosas en las llagas, escarban con la prepotencia única del amor, capaz de desnudar los pasillos mas oscuros de su vida apuntándole al sol con su mejor sonrisa y bien digo, cada palabra es un martillo creando en cada golpe un cielo que está pero no vemos o no queremos ver, enfrenta sin pudor miserias de personajes históricos, diluye vorazmente el camino sin asustarse, abre sus ojos como agujas afiladas que incomodan, es mujer-hombre, pero tan humano su lenguaje de muertos y sonámbulos, que se despiertan a la misma hora y con el mismo reloj.........................

Jorge Figueroa


La casa

Las paredes de la casa me muerden
con sus dientes recién cepillados
o con su mal aliento
de cualquier manera me busca.
En una silla está grabado mi culo
y los codos se reflejan en el surco del mantel.
La casa no me quiere;
hace ruidos y no me deja dormir,
no tiene sombras, miente el tiempo,
cría telarañas y alberga a todo tipo de insectos,
es repugnante y de día silenciosa.
Cuando me despierto me deja solo.
Se apena cuando llueve
y no deja de llorar por semanas
para desquiciarme con su goteo.
La casa no me quiere;
todo es repetible,
un solo de domingo irónico
un perfecto ataúd prematuro;
yo soy todo en ella,
ella todo lo poco en mí.


La pieza

Tiene miedo, también
no faltan los muertos,
están todos en la mesita.
Huele a humedad
pereza de muchos
recuerdos y grietas.
Se pudrió la soga de
la persiana y tampoco
hice nada por ella.
Hoy no entro.
Que se cague,
si ni siquiera puedo dormir.
Tengo miedo,
la depresión me duele
y ella tampoco
hace nada por mi.
Hoy la escuche gritar todo el día,
por unos platos sucios que
me olvidé, bajo la cama.





Quizás de alguna manera
pensé en desprenderme
y caer humano,
sobre las cosas que perdí;
ella intentó,
yo le caí de visitas por su casa,
me quedé de ocupa
usurpando el tendedero
donde colgaba las hilachas,
todos tienen un lugar
para las cosas insignificantes.


Ella quiere algo que le mezquino
no lo encuentra ni
entre los chiches, los útiles y
las carpetas, los apunte de la facu
ni el test de embarazo.






El aprendiz

Cuantas cosas lleva uno encima.
Con una mano estoy ahorcando
a uno de mis hijos y
con la otra le pego a mi mujer;
al mas chico lo ignoro
vino para que mi vida
sea mas desagradable.
Trabajar mas, olvidarme
en una de las tantas esquinas
por la que jamás vuelva.
Disfrutar de que;
cuando te dicen algo que
parece que
tuviera sentido.
Hay cosas,
talvez se inundan
después se pierden.
También,
caminan sobre el filo
transitando lo incierto y nada.
O quizás todo, después,
mas adelante
cuando el principio sea algo olvidado
ya lejano al aullido de mamá.
Como una gran puteada
que escuchas a lo lejos,
pasa la vida y es difusa,
crees que te mandaron
a la concha de tu madre
y no sabes por que.
No hace falta saber,
quien quiere saber;
para terminar con una mano
ahorcando a uno de tus hijos
con la otra pegándole a tu mujer
y te enteras que al mas chico
le pasa lo mismo que a vos.



Paciencia

Algo chorrea lento entre las piernas;
la luz que le queda a la noche es naranja
como una tardecita estirada.
Tus labios están sucios
y la botella vacía debajo de la cama;
la Bic pulverizada sin cartucho,
mi corazón cargado de sangre seca,
las venas alargadas no riegan.
Por suerte es día de fiestas
y con las pocas ganas que me quedan
me sobra para tirarte por la ventana.



Pormenores de la vida conjugal

Ella está indispuesta y le duelen los ovarios
a mi eso no me pasa, pero algo me sangra;
estoy condicionado por el miedo a manchar las sábanas.
La entiendo pero insiste en
lamerme con el traje de puta nueva,
intuye mal.
Para mi es peor,
prefiero que se quede dormida como todas las noches;
justo hoy, me hubiera escapado por el vidrio que falta,
pero ella decidió ocupar su boca.
Por qué es tan difícil sentirse bien
hasta en los mejores momentos.
En cuanto termine le pego un tiro y me voy
total son solo sábanas viejas.



Ayer viernes, hoy

La TV parpadea
una mesa se amolda al imnsonio
trato de acomodar las cenizas en un vaso
y reconstruirme de algún modo.
Ella, su cara vieja, entran despacio
y un cuerpo que se desprende del tiempo;
se desnuda, se afirma al respaldo de una silla sana
abro como puedo la garganta
para apurar mi vino
me acerco y la encarno,
entre jadeos su boca luce todos los dientes
eso alivió a mi conciencia.
Ni siquiera me miró
se colgó los trapos y se fue.
Que vida previsible,
entre tanta boludes que
ayuda a la pizza barata de mis sábados.


Donde guardo mis miserias

Hoy voy a terminar con las cucarachas del baño
después con las de la cocina.
Las mataré una a una con mi hojota
y las voy a dejar para que las demás las vean.
Pero primero tendré que matar al gato,
él se come a las cucarachas muertas;
no tiene que haber ninguna viva
pero tienen que estar.
Por eso voy a matar al gato.
Y al perro, que lo pone nervioso.
No, a vos no mi amor,
a vos te voy a encerrar en la pieza.
Donde no voy a matar a ninguna cucaracha.




Los edificios extrañan mi mirada.
Busque protegerme,
pero de que, si aun tengo
prendida la TV.

En definitiva me da lo mismo
entre estas paredes,
dentaduras afiladas,
estas sierras que
me niegan el horizonte.



Se clonan necesidades en la conciencia.
Tuve una duda y se la puse a otro
en el bolsillo de la camisa;
para que sufra como se lo merece.
Aca pesan las dudas, es difícil
no existen puertas de subte;
de que manera se entierra el asco
si hay montañas y piedras
donde ponen a los muertos de miedo,
el acopio de soledad,
el temblor de la mañana,
el incesto y el default.





Yo nací sin oxigeno
ahogado en la ciudad.
Victima de un brote pscótico,
de un hombre seducido por el
aroma vaginal.
Ni siquiera cuando conciben
a sus hijos disfrutan.
Todo se resume en poco tiempo;
los relojes parecen incompletos,
reclaman 3 o 4 horas.
El miedo es quien condiciona la
figura de la vida, cada vez
mas debilucha.



Acá

Alguien se muere despacito
como tantos otros,
esto no es raro, simple intuición.
Acá la vida no tiene sentido
ni siquiera tengo miedo que me maten.
Se que me voy a despertar de repente
y voy a estar sentado al lado de esta gorda
que va dejar de roncar
me mirará con los ojos abarrotados de lagañas
y con su boca pastosa va a disparar una cruel sonrisa.
Yo no le voy a entender un carajo
pero me dirá buen día o algo parecido.
Acá hay tranquilidad y sobra el silencio
no tienen autopistas, no se las merecen
les alcanza con un burro, la TV
y una gorda en la cama.
Acá voy a morir tranquilo,
si, todos los días.




Ciertas visitas que perduran

Como una laucha ruidosa
marrón, inmunda
metida detrás de mi sofá;
era lo único que le faltaba a la casa.
Solo la idea de tener que compartir mis miserias
me rompía un poco las pelotas.
Al principio pensé en deshacerme de ella
auque me costara la escoba.
Quizás una reacción cobarde,
acostumbrado a estar solo,
todo lo poco que tengo es mío
y huele a cofre viejo.
Si hay algo que me sobra es paciencia;
después de todo
no cocina tan mal.
Es pelirroja y duerme boca abajo
como a mi me gusta,
si, su culo es frío,
pero mas lindo que un ramito de violetas.




Algunas muertes dignas

La noche descansa sobre su espalda
y ella sonríe en las veredas.
Mezcla de Peter Pan
y dama de alta alcurnia.
Hoy lleva sus tacos nuevos
esos que no resbalan.
No se si tiene alas,
pero que bien que le quedarían.
La miro desde la ventana
y me siento el propio Satanás entre todas mis mugres;
le disparo con mis ojos de pajero,
y no logro romper ni su encanto, ni su danza.
Se que un día va a volar
para apoyarse en mi ventana
y llevarme con ella.
Con sus mugres,
donde ella, es el infierno,
y yo, Peter Pan, dama de alta alcurnia
y todos lo putitos juntos.



Mutando

A veces me gustaría tener ovarios
para no ser tan chato y
contar al menos, con un inmenso par de tetas.
igual mutamos a través de los días
y nos transformamos en horribles viejos chiquititos.
Yo quiero morirme puta
como mi mamá y mi hermano,
puta indecisión,
puta insignificancia,
puta dignidad, perdida a través de los años.




Años

No hay nada mas patético que verte bailar
se te caen los años y no te das cuenta;
es necesario que insistas con esto,
si vos coges tan bien
en la cama no se te notan, todo es perfecto,
hasta la cesaria pasa desapercibida
lucís toda y sos el calor
cuando a la noche se le paspan los labios.
Vení, sentate y toma una ginebra,
querida.





Ella nació en un tiempo equivocado
yo desaproveche el mío
ahora me queda esta pensión,
las píldoras para que se me pare
y el alma que me come el oído mal.
No intento evitar el murmullo enfermo de sus ojos
cuando me hace el amor adelante de mi mujer;
ni las fantasías,
ni este corazón de mierda
que se acuerda de repetir.
-Está linda la pendeja,
pero nació treinta años equivocada.





No se imagina

Es tan blanca, pobre
no imagina que me masturbo
cuando pienso en ella;
que beso el espejo del botiquín
o me dejo acariciar por el agua tibia de la ducha.
No sabe que por ella manoseo mi cuerpo
como lo hacia a los trece años.
Me paso el día entero en el baño
como, duermo,
tengo una TV de catorce pulgadas.
Ella no sabe que detrás de la puerta
no hay nada mas que el silencio de una casa vieja.




Noches

Quien sabe por que
este sabor dulzón
le gusta tanto a la noche.
Te convido con algo
que por lo general no termino;
muere en agua
en la comisura infectada de la gota rocío
que lava las lagañas.
Trepo la montaña de
excremento que queda de mi,
me asomo entre la carne
para descubrir mas noche.
- Oiga, ñomo de la entrepierna
por que no me deja algo
de lo que eleva del vidrio.
Para escuchar esos grititos
prefiero pincharme un ojo
y justificar la angustia al menos.
La oscuridad llega a multiplicarse
tantas veces como lo cree necesario,
se lucen las guirnaldas qué sostienen tus senos
y ese taparrabos que heredaste de Adán prejuicioso.
Mejor vestite y fumame entero
seguro mañana renazco inmóvil.





Sonrisas

I

El tiempo sobrevive
con la muerte en la nuca.
Escupir la sangre que nos sobra
alivia al corazón inundado.
Abrir infinitas puertas
para masturbar la conciencia.
Total nos crucificaron un viernes santo
a la sombra del olivo desteñido por
el semen que engendra payasos.



Sonrisas

II

En un lugar extraviado
mi niñez recibe los golpes
y unas manos ásperas me condenan.
Los ojos miran para adentro
me encuentran hombre desprolijo,
masturbándome con una sonrisa que
traigo de algún lugar.



Sonrisas

III

Trae de hilos fotos veladas
de un blanco que cega.
La memoria come del plato
sobre su ombligo.
En el silencio dejo sus labios
y a un paso de todo
vale menos que el vuelto que da el cenicero.
La toman del hombro y aún sonríe.



Sonrisas

IV

Ese poquito. Me jode,
es un pabilo, pero me enferma.
A veces inteligente y otras tan boludo.
Me alcanza con sonreír y dos ginebras
una por la tarde
la otra,
mezclando el día.




Nosotros

Hoy los chicos se apuran
pero nosotros se lo inculcamos;
antes de terminar con el vaso,
ya quieren su perrita entre las piernas.
Pero nosotros construimos autopistas,
aeropuertos y cementerios privados.
Chicos no se apuren,
que para eso, ya nos estamos muriendo nosotros.





Navidad

El muérdago que traga a la puerta
anuncia a las visitas el funeral
pasen y dejen los hilitos de sus almas
a los pies del árbol que iluminan los limones.
La mesa esta servida y los cuerpos tibios aún
esperan cada dentellada y a la baba bautismal.
Un cielo país los miró con ojos desafiantes
los acarició con sombras de manos ausentes
y les prometió un lugar en la manada.
Hoy les manda una llorona disfrazada de Papa Noel
para que lo crean algo importante.



Viejo

Algunas cosas se desprenden
del llanto de una foto vieja.
Esos perros llevan mis ganas a la cucha
y a lo único que queda lo llaman paciencia.
El dolor al cortar el primer diente
se pasea por el cuerpo dejando
banderines incapaces de flamear,
de unir en un vacío
la nada absoluta y
el todo irremediable.
Mi niño me visita y se echa a llorar en su rincón
confunde sus dientes de leche con horas del reloj
y cree que la muerte viene a revolver la almohada.






La voz ronca de la noche
divulga un muerto.
Quizás el merito de morir
no haya sido la vida
sino la desvida de
vivir en bares sonámbulos.
Acumular borrachos encantadores
que se ríen y lloran por que si,
que pierden gloriosamente su tiempo.
Llenar la cama de putas
e invocar musas mas putas que se suelen
ir con otros.
Pagar así la suerte de ser poeta
el atrevimiento de hablar solo
creyendo conversar con Dios.
Todo queda tan lejos de lo que uno sueña
que al final morir no importa.





Tantas cosas pasan
que no logro ubicarme,
alguien podría venir
y decirme que todo es una mentira.
Quien se lo podría negar;
los papas se divorcian,
las chicas cogen a partir de los 13,
los demás se masturban todo el tiempo
y de tanto en tanto piensan
en algo de lo que después
seguro se arrepienten.
No se si pensar,
masturbarme o dejarme coger.
Tal vez tenga suerte
y me peguen un tiro
antes de que llegue mi papi
con el rescate.





Cuando pienso en lo solo que estoy
me da asco.
Miro mi casa y es el reflejo
de esta realidad;
las paredes están lavadas
con tanta indiferencia
que aun gotean
y no hay un solo lugar
que deje creer en la existencia
de alguien mas.
No lo digo para dar lástima,
lo acepto,
no me rompan las bolas.
No pueden entender
que alguien se quiera morir.

Y en lo posible solo.




El porta retrato

Hoy madrugue por suerte
mi pieza es una cárcel
fui al kiosco a comprar “La mañana de Córdoba”
por sesenta guitas inmundas que me duelen
la tapa la mostraba degollada
yo estuve ahí
ella laburaba en la pieza de arriba
la pensión es lo peor
la misma madera que pisaba
sostenía mi lamparita
la escuchaba gemir y el bombeo
a veces se pasaba la flaca
me hacia parar la pija.
Ayer dormía la siesta
cuando una gotita tibia en la frente me despertó
lo primero que hice fue mirar el porta retrato;
tarde en darme cuenta que caía sangre,
subí y entre a su cuarto.
Yo la encontré muerta
pero ni me calenté
pegué la vuelta y me fui.
También la muerte es chiquita
cuando uno tiene que ver un hijo
crecer a través de una foto.






El carrusel

El beso traidor sabia a leche y miel
así se echo a andar la rueda coja
los sueños emigraron
y los cuervos tapizaron su cielo.
La magia de Rasputín, las bragas de Márilyn
un chico manco entre los azulejos
sin poder hacer pie el tuerto mira por la cerradura
y ve que la sortija pasa lejos.
Un Valentino diabólico
hace desfilar a hombres desnudos
sin que se vean sus cruces
el que le saca el tridente se pega dos vueltas.
Ya no duele el hambre
los cachorros afilaron sus dientes
la civilización caníbal se toma del caballito
sube y baja.
La rueda no para
una torre y un alfil jaquean la dama
vomito, me río
y pido otra vuelta.






Gatos y maracas
carnaval de villas
murgas desinfladas
folleteria, panfletos
yo creo que en tanta inocencia
vi un hombre que merecía un poema
lloré y lloré las balas.






En la metástasis gris que
pudre el alma de esos cuerpos
enjuagados por el sudor de sus nalgas.
Cada acto es mas violento y se ahogan en
la baba de esta loba prostituida por el tiempo
cada uno la coge a su manera y se hace cargo
tengo miedo que me requisen y me encuentren
este verso enchapado en plomo.





Los edificios parecen besarse
donde mis ojos ya no son objetivos.
En algún lugar se desdibuja todo
y ni si quiera tengo el poder de mirarlo;
se llevan mi conciencia de la mano,
algunos sueños calaveras que
suelen abordarme
antes que me crea dormido.




Conformes

El tiempo me exige un cambio;
coger mas seguido quizás o
limpiar la cocina al menos
en realidad nada me interesa.
Me gusta pasar el día al pedo
encerrado en la pieza inmunda.
La panza me tapa el pito,
pero hay una chica
que viene a mamarme
y apenas eso me hace.





La oscuridad se viste con ropa chica,
la luna se sumerge en fa
y para renacer en sol
sobra con la caridad de tus labios perros.




Otra mueca obligada

Cantá,
le dijo al muerto;
él sonrió y espantó a las moscas.
Pero canta insistía;
él abrió sus ojos.
No te vas a cantar nada?
Me estas tapando el sol,
le dijo.





Con quien hablar

El montoncito de parientes
llego antes que la luna.
Todos trajeron su boca grande,
pero el niño no sale de allí
esta salvaje pero sano
no se infecta con su verbo.
De casualidad la muerte
le paso la pelota.




Amanece de nuevo
sobre la cabeza
otra vez naranjos;
le cuesta poco,
a mis días
desayunarse
y a mi que me duelen.

Estoy en orsay
y Dios no tiene mejor idea que
mandarme al arco.





Que me disculpe la viuda
por no ir al funeral del tiempo
recordar a veces me entristece
y mi estimulador flaquea a esta altura
ni siquiera me animo a ponerme contento
de haber llegado hasta acá.






Para desempardar un cuerpo
compró dos almas en un bazar,
de todos modos sabe que su descuido
no soporta tanto peso.
Mientras esas venas sigan supurando
desempañarán sus ojos torpes,
esos que no entienden nada.





Pierna de corazones

Puso luz y quiso tres
después jugo pobre
sin arriesgar demasiado.
Tenía que fragmentarse
para cumplir con todas,
cada una pedía lo suyo.
Nada es fácil con tres
si sobran las necesidades.





Tímido,
el mundo ambulante
se comunica con palabras erróneas.
Nadie aprendió a
repartir la necesidad;
nadie pidió este dolor de pobre.
Estamos todos al pedo
esperando que se decidan
a prestarnos dignidad
un ratito antes de nacer
justo en el último
pujo de la eutanasia.





Durmiendo en los brazos de la noche
el grillo inconsciente pedalea incansable,
trae a tiempo el remordimiento insomne
que cobija el nido de la almohada cómplice.
Diluye las coartadas que sedan el hambre
de la culpa voraz del equivoco
y deja al desnudo a la moral, tiritando,
frente al deseado cuerpo.
Suele ser tan largo el camino de noche
que asusta tanto
como la misma sensación
de sentir ese techo
estrellado tan cerca.



Carmelita descalza

Una chica de espolón
viaja al éxtasis planeando
en un tranvía de pies flacos.
Un tragamonedas de variette,
un bingo mudo que nadie canta,
una mesa de pocker que espera
al alma mansa si se anima.
Envuelta en plegarias se conforma
por no probar la miel espesa
que el zángano le trajo
de la celda de la Reina.




La dueña del Kamasutra

Ella flambea su pastel
ofreciendo tajadas;
por sus dedos chorrea el ron
y algún esperma destilado,
que guarda para sus niñas.
A las que lleva por las páginas de un libro
de rodillas por el margen;
transformando cebras con jumper
en expertas contorsionistas.




En el bar de Eva

La noche enreda con sus bragas negras,
a un fósforo encendido que agoniza
al borde de una mesa.
En la que un hombre despojado come,
Alimentando una lasciva existencia
con dos copas de ardor y una imaginación
capaz de desnudar
a la mas pura mujer.
La moral se diluye entre las patas de las sillas
alcanzando la puerta en busca de una bocanada.
De tanto en tanto el sol, lame entre las piernas a la luna.




El amanecer de Otelo

I

Un solcito manso,
descansaba entre tus piernas,
tras vencer al cíclope nocturno.

Los fragmentos de un hombre pleistoceno
plasmados en tus ramos de violetas
se confunden con tu sonrisa niña,
a esta hora de huesos blandos.

II

Atrás quedó el matador,
un cuchillo de Toledo,
y algo de arena de Ibiza.

A la sombra de la higuera,
la muerte paciente,
bebe el tinto de estas mismas copas
y brinda por nuestra mañana.




Cada noche de Magdalena

Como rezan los árboles en Julio
le entregó su cuerpo,
con su mirada de adolescente
escurrida entre las piernas.
Dejó que bebiera su vino
y el torrente de sueños
inundaba su boca misericordiosa.
De sus manos de brisa calma,
se escurrían los granos del tiempo,
montañas de sal por cada hora
y un paño para el sudor de algunos rostros.





El lecho de la emperatriz

Sus ojos agonizaban sobre un rostro sin visaje,
a medida que el filoso veneno
edulcoraba sus venas agrias.
De sus brazos tormentosos
caían las aguas tibias,
para fundirse en el Nilo,
acunando un sueño de papiro,
mientras Roma se desangra en ámbar
y la serpiente decora tu cama gris.




El corcel de un pobre emperador

En el bulevar quedo la bicicleta,
aquella rota que no lleva a ningún lado;
la dueña de los adoquines del tiempo,
la misma que mecieron los cordones.
Lavada por los charcos de ingratitud
de gomas finas y resecas,
con sus frenos incapaces de parar
los sueños de un agónico iluso.
El “Bucéfalo” de un emperador sin estrategias
derrotado en San Telmo, Boedo y Montserrat
se fue gastando de a poco
llevando los muertos al cielo.





Con manos infartadas
tomó los extremo del arco iris
y se abrazó con odio
hasta agotar el aire.
Era su último deseo
y le costo bien barato,
con el esperma debilitado
lavó cada polo sin dejar rastros.
Amar a esa mujer
no era solo un privilegio de Botero.





Mamá no recordaba
que me gustaban las cerezas
y las fiestas de cumpleaños.
De hecho yo recuerdo seis,
todas mientras vivía el tío;
se tendría que haber muerto mamá.
Tal vez no me merecía una fiesta de cumpleaños.
Y papá?
No ocupaba ni el podio de un portarretratos.






Como muchos
desperté a esta historia
entre dos piernas.
Pensé que a veces sopita fría y pan de sueños
pero al final sopita fría.
Suave, sin culpa
se criaba en la basura,
en la porcelana lustrada
que uno esconde
esta pasión por los oídos sordos
de ojos bien abiertos
para regalar gotitas
de este corazón astillado.




De palabras que no existen
se extiende un manto sobre algo no hecho,
que obliga a construir un sentido.
La palabra no está,
O tal vez no se ve entre tanto significado



“A todos muchísimas gracias por el simple hecho de leer estos poemas. Siempre que escribo lo hago pensando en el lector a quien respeto.” Enrique Sandri

Hachazos y Curitas (Libro Completo)










Hachazos
Y
Curitas


Libro de poesías
Enrique Sandri


Exilio

Esta historia que pintó
es dialecto mandarín,
una medianera cualquiera
de González Catán. Es Beirut,
alambre de púa y
botellas rotas.
Es la histeria de un jueves por la noche,
la agonía laica de mi pueblo
esa misma de todos los días.
Una boca que se abre
a través de la indulgencia
de todas las cosas que se mueren.
Es un mexicano colgado del muro
con lágrimas de rabia
Esta historia que pintó
será el fracaso habitual de los amantes?




Acá es difícil matar a alguien
en Buenos Aires una vez maté a un poeta
y dio igual;
en este lugar hay tal aburrimiento
que se traduce en paz
conspira con la resurrección de la poseía.
Por eso, cada tanto me voy a la ciudad
a matar un poeta.
Tranquilo con mi instinto
vuelvo a escribir ciertas porquerías.




Cuando llueve, aparecen goteras en todas las casas;
porque nunca llueve,
porque nadie repara las grietas
ni las del techo.
Somos una cosa rara
una vinchuca que enferma el corazón.
Pero somos lindos
después de todo no esta tan mal
nos queda la esperanza de la muerte.



El agua parecía juzgar al pibe
tremendas gotas le daban coscorrones
en la cabeza.
Al principio se escondió bajo un árbol
después le dio lo mismo;
en esas condiciones todo da igual,
ya perdió la vergüenza
en su debut como cartonero.
Aparte todos en la calle te ignoran
y el que no te mira con cara de puto,
pero nadie se da cuenta de nada.
Se sentó en el cordón
con la zanja hasta los tobillos
apoyó la espalda en una columna
peló la bolsita y sumergió la trucha en el pegamento.
La lluvia, le daba coscorrones en la cabeza.




Ante la incógnita, lo bautizaron Dios;
nos hundió en el diluvio, nos crucificó en carne.
Dejó este mal, esta vida
que te regalo hoy
porque me voy a dedicar
a otra cosa mas interesante.
Al silencio.
Caer en las misericordiosas manos de mi cama,
olvidar mi nombre como ellas lo hicieron
acusándome de falopa y violento,
incapaz de mantenerla dura.
Sin eslabón cadena inútil
yo y mis adenoides, tapado de mocos
todo el hollín de lo que fue
perturbando los rincones de la pieza
y la casa quieta de día.
El traje tendido sobre un baúl
la perra que mira triste
como me olvido del diluvio
y de mis hijos crucificados.



Su belleza es perversa,
tiene el mismo olor a muerte
que el de los geriátricos
pis, a viejo, a sopa;
lleva la mezcla prendida a sus peluches
de los dientes por el pasillo.
Pero es agradable verla venir
da las caricias que recibió papá.





Hay cosas difíciles
como este pellizcón
en el barullo de la casa.







Me emparenté con tus muertos
en la psicosis de la desesperación
los pobres cargan con sus
débiles enfermos por las escaleras.
Yo tiemblo,
muerdo hasta que sangren
mis encías,
arremeto con el miedo
el golpe es certero. Si,
se hacen hormigas en el borde de mi boca.
Tiemblo; porque tiemblo.
Ella está fría.
Sí, mamá duerme
sufre y disfruta.
Mientras arrastro los trapos sucios
por el patio de la casa,
vuelvo al yoyo y la pallana
pero con un cierto temblor
inexplicable en las manos.




Los moretones bajo llave.
Nadie sabía esto;
ni de las flores que mamá regaba.








Ella aflojó
se sentó a esperar
y se le hizo tarde
se sintió niña
ardió en la pilca de sus pies
quedó podrida
agua quieta, mal olor
seca sin contenido
abandonada por si misma.
Mamá volvió a dormir
como siempre
pero esta vez mas dormida.









Uno se cuestiona cosas simples
para abordarlas
con cierta distancia.
















El estaba ahí
flujo de recuerdos
lo atravesaba;
le salía de adentro
una espiga seca,
de esas que hacen panaderos
cuando la soplas y
vuelan quien sabe a donde.
Seguro que se van,
después queda algo de él
tirado.







Me subí al techo
para verla regar
se ponía un enterito de jeans
unos guantes de látex naranja
acariciaba las plantas;
todo un rito
(agua, turba)
removía la tierra del jardín,
solía correrse el flequillo
con la parte de arriba de su muñeca
y dejaba un hilito de tierra con pasto
sobre la frente.
Era dulzura,
a quien podía hacerle daño.
Un día subí una silla
después una mesa, puse un toldito
vendí la tv.
me compré unos libros.
Ahora estoy mas cómodo
pero dejó crecer el pasto, ya no sale.
No entiende nada
daría todo por un jardín.




Aprendí a no mirar todo tan negro,
ni todo tan blanco. Tampoco a mirarlo gris;
entendí que cada uno tiene un ángulo distinto
y desde allí lo miro.








Las tunas disparos certeros sobre el verde;
mientras la tarde se traga los restos
del olor a sopa
la tierra ardía,
el patio una mujer estéril
que espera las caricias de mamá.
En la puerta un chico
con un puñado de piedritas
para sembrar patitos en el río.
Lo importante pasa a la hora de la siesta.





Si te presto el tiempo
que me sobra;
estarías muerto.
Si no te lo diera
agonizarías.








A veces es bueno
disfrutar la incertidumbre
para relajarse y
no aferrarnos a cualquier cosa.









A mi amigo Jorge Figueroa


Un brote homosexual
me condenaría a abrazarte
y besarte en un silencio largo.
La ausencia disfrazada en la distancia,
un grito que no va a llegar,
decepción por lo impuntual;
internet en carretilla
ni un puto mail.
El asiento del acompañante
lo tiré por la ventana
a la altura de Hughes;
que se metan el radar en el culo.
Mientras yo me trago esta tragedia
la tarde se desangra sobre el parabrisa
los kilómetros pasan y me dan ganas
de cortarme el pié,
de quedarme con vos en una mirada
refugiado en este amor de macho que te tengo.
Perdoname,
me distraje entre la vida
¿En que pensaba cuando me fui?





La soledad entra por las ventanas del alma;
cómo es posible este horror.
Esta temperatura en los labios
no justifica odiar impunemente.










Te puedo perdonar
con todo el rencor, contenido.







Me haces las valijas,
te duele como a mi.
La casa esta muda,
los chicos duermen;
si te preguntan por el padre
aunque sea compartamos las culpas.








Me llevé a mis hijos, a mi mujer
me olvide de mi
que siempre arranco tarde.







Cada uno es apenas un intento
en la nada de
un todo remendable.








La impotencia;
todo lo que se dijo, de ella,
es quizás desacertado.
La impotencia está
en la ansiedad de los ojos.











Aristas endebles,
voces adelgazadas.
El hocico sumergido;
mamá les provee
una muerte pronta
de dolores varios.
Dormido el berro sobre el agua.










El río pasa por mis canillas
intenta purificar el dolor;
siempre extraño
tus besos entre los molinetes del subte.











Algunas cosas suelen doblarnos
si tuviéramos siempre ese instinto maternal
sería mucho más fácil cargarlas.








Ni siquiera media Verónica,
capearía los dolos
de un ayer urgente.







Jumper

Toma los útiles y se va,
el resto me queda a mi
y no es poco.
Un aire proxeneta me viene a mojar la oreja,
me propone que la deje;
si ella es la melena del sauce sobre el río,
la brisa de mis sierras,
el leño
es imprudencia
y estupro,
vergüenza del que no imagina,
del que no perdona,
ella es la congoja del colapsado.
Es la vida que me queda
después...
toma los útiles y se va.







A veces cuando duermo, deseo mi muerte;
otras veces, despierto lo deseo.
Quizás sea el anhelo de realizar mis sueños.
O tal vez no tenga una mejor ocurrencia.






Cual sería el sentido de la vida
sin el destino de la muerte.
Tal vez una secuencia interminable de
situaciones mediáticas.
Quizás ninguno.






Algunos miedos son el resultado
de la conducta, con la que nos forjaron
en tiempos de inocencia.




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Ruidos

Blancos

Son Ellos




Ellos


Uno

Están; son el nudo en la garganta,
la cicuta en el ultimo trago de wisky
esa forma distorsionada. El silencio.
¿Cómo explicar?
Ellos están adelante de cada puerta que
no abro, en el sudor frío de las manos,
en la almohadilla carnosa de mis
dedos devorados por el germen del miedo.
¿Cómo nombrarlos?
Son la sangre tentadora de la tardecita,
el apetito cruel de la noche,
el jadeo triste, ahogado, de la masturbación;
la mesa vacía, el rechinar de los muebles.
Son ellos.
El aire, acá,
en la nuca,
el de la espalda desprevenida
el que eriza, ese aire fresco que te deja quietito
hasta el Gritooooo!!!





Dos


Otra vez ellos
los de la foto sepia
dueños de la quietud;
quizás ellos.
Corrí, escapaba
nadie me siguió.
Corrí.
En la cocina hay
Ssshss!...
silencio.
Pan, queso. Pan, queso; queso
y en el medio yo
entre dos paredes recién descascaradas
que se juegan mis entrañas. El brote;
¿esas tres sombras? Una es mía.
Alguien vino a reclamar
se llevó mis ojos y
me quedaron los cuencos
vacíos, no. Llenos de horror.




Tres



Inexplicable
son difusos
colores a través de la niebla
blanco profundo
negro total
o caridad de la luz.

¿Existen los colores?

Son como ellos
un efecto
¡¡¡No!!?
Ellos están!

Mientras las iglesias se devoren a las plazas,
los cementerios reciclen cadáveres
y no se permita acampar en ellos.
Hasta que no me devuelvan el brillo en mis ojos
una mueca en la boca muerta
o un psicólogo con una idea interesante
ellos no me van a dejar ni un pedacito.
Aprovechame,
mientras quede aunque sea miedo.

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Crucifixión


El salió

temprano

para limpiar el parabrisa de los coches

No tenes

mejor idea

que levantar

el vidrio?










Viví años tratando de pasar desapercibido.
Cuando vi lo pequeño que soy ante
el mundo,
ya no hizo falta que me escondiera.








A veces, tengo la sensación de que no me
perteneciera;
como el efímero paso de otro,
como luna sepia de algún cielo muerto.
Tal vez un utencillo de la vida para
justificarse.







El dolor no duele más de lo
que uno se lo permite.
De vez en cuando es necesario sufrir,
que duela,
que pase.
Quizás después nos alegre un poco, lo poco.








La gente entierra a sus muertos, como a su
instinto;
qué perverso nos habrá domesticado.








A veces las visiones se nublan antes de generarse
y se complica deshilvanar los ojos.
Ahuyentado los objetos materiales, fluye cada
pedacito de algo que indefectible
morirá.







La gente va hacia algún lugar
y a su vez vuelve de algún otro.
Que extraño círculo se cierra en cada partida.








No entender la vida es normal,
es parte de esto que al final nos mata.








Todo lo que aprendemos llega tarde;
peleamos contra la dificultad,
ignorando que de un modo u otro
vivimos de la misma manera,
para morir igualitos.





Si supiera para que vivo
me ahorraría el viaje.









A veces creo que la vida,
es un sueño en la siesta de la muerte.






Necesito de mi mujer.
Es tan humana
que llenó mi vientre de hijos.







Los hijos; llevan nuestros ojos,
por todas partes.






Quizás la belleza la conocí anoche,
cuando la luz atravesaba
los deditos débiles de mi hijo.







Es terrible la congoja
que produce el llanto de un niño;
te pueden doler los sentidos.





Nuestros hijos nos empujan
a la vejez.






A veces me entristece un niño,
otras veces logra hacerlo un anciano;
quizás sea la duda de estar a mitad de
camino.
Yo perdí mi oportunidad
de ser hijo.
Solo se tiene un padre
y se muere pronto.






La inocencia lleva al asombro;
el hombre pierde por naturaleza la inocencia.
Ya viejo, inocente, se asombra de su destino.






El barullo de lo chiches,
la contención de mamá,
los consejos, las obligaciones
y otra vez, los pañales descartables.
En realidad nunca morimos,
vivimos dando pena.





Somos olvido.






La mentira no tiene conciencia, ni memoria
y escapa del hombre con facilidad.
La verdad, se complica un poco.






La verdad quizás sea una excusa
para no mentir
o simplemente una forma de lastimar
más adecuada.
Restaurar el back up para ver
que llevo hecho
y cargar con el peso de cada archivo
temporario,
arrastrados quien sabe desde donde.






Uno es siempre uno;
ante el espejo, en la pareja y hasta en la muerte.
Esa única opción, se esparce,
mata al único mundo que nos queda.





Con tantas dudas,
a veces creo que
Papá Noel son los padres.





Conlara

El agua perturba
estrella porno
tendida sobre el paisaje.

Cuando la piedra quema
y el berro hunde sus pies
remojo mi dolor de ciudad
pólvora y pasado.

Este valle es mi trinchera
es la fosa común
de todos los horrores.
Un perro que lame
la herida superficial
psicosomática del fugitivo
que se arrastra.

Este valle cura
con promesas de chaman
con yuyos y fetiches.

Si el mundo se indigesta
me van a encontrar
muerto en tus orillas.





La decisión,
es un dedo presionado sobre el gatillo.